Elementos filtrados por fecha: Domingo, 09 Septiembre 2018
Homilía de José Francisco Serrano, administrador diocesano de Guadix, en la fiesta de la Virgen de la Piedad, Patrona de Baza
Miqueas 5,1-4ª; Salmo 12, 6ª.6cd; San Mateo 1, 1-16.18-23.
Sr. Cura Párroco de San Juan, rector de esta Iglesia de la Piedad.
Sr. Arcipreste, hermanos sacerdotes, religiosas y religiosos, miembros de vida consagrada.
Sr. Alcalde, Corporación municipal, Senadora del Reino de España, Inspector jefe de la Policía Nacional, jefe del cuerpo de Bomberos, jefe de la Policía Local, Protección Civil.
Y un recuerdo muy especial para quien encarna al accitano Juan Pedernal, nuestro querido Cascamorras, en la persona de José Heras. Este año has tenido la suerte de entrar en la historia de la tradición que ancla su raíz en la devoción a la Madre de Dios en la advocación de la Piedad. Buen embajador para llevar el amor que Dios nos tiene por mediación de su madre, la Virgen.
Baza celebró la fiesta de La Piedad, aunque se suspendió la procesión por la lluvia
La ciudad de Baza ha honrado a su Patrona en el día de su onomástica, con la celebración de la Santa Misa, presidida por el administrador diocesano, José Francisco Serrano, y concelebrada por los sacerdotes del arciprestazgo de Baza - Jabalcón.
La celebración ha contado con la presencia de la Corporación Municipal, la Senadora hija de Baza, las hermandades y cofradías bastetanas, así como un buen número de fieles devotos de Ntra. Sra. la Virgen de la Piedad.
Vigésimo tercer Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 9 de septiembre de 2018
LA FE SE PROLONGA EN LA CERCANÍA FÍSICA Y PERSONAL A LOS POBRES
Más claro no se puede decir: El seguimiento de Jesús implica el servicio a los pobres. Lo hemos escuchado en todas las lecturas de hoy. Dios es la esperanza de los pobres (Is 35,4-7a y Salmo 145); Dios ha escogido a los pobres, a la gente que el mundo no aprecia (refugiados, drogadictos, sin techo, marginados, gitanos y negros pobres, hambrientos…) e invierte los valores (Sant 2,1-5); “hace oír a los sordos y hablar a los mudos” (Mc 7,31-37), que en tiempos de Jesús eran enfermedades consideradas un castigo divino, por lo que quienes las sufrían quedaban excluidos de la comunidad y nadie podía tener contacto con ellos ¡qué disparate!